jueves, 14 de julio de 2016

¡Liberad a Prometeo!


Todos somos Heráclidas


En la serie de los 12 Trabajos de Heracles que he compartido contigo en este blog en los últimos meses te he mostrado la figura de Heracles, “Preciosa Gloria de Hera”, quien simboliza en primer lugar a la Psique humana trascendiéndose a sí misma, y en segundo a un ser humano, hijo del dios Zeus y de la mujer mortal Alcmena, llevando a cabo 12 misiones o Trabajos, a través de los cuales se enfrenta a todas sus debilidades y limitaciones como ser humano, para superarlas y despertar al dios que late en él.





Heracles, el más famoso de los héroes de la Mitología Clásica, más conocido por el nombre latino de Hércules, que le dieron los antiguos romanos al adoptar la religión griega, representa el anhelo, el esfuerzo y la determinación de cada ser humano decidido a superarse a sí mismo y a alcanzar la cima de su propia excelencia, tanto en lo personal, como en lo profesional y en lo espiritual.




A lo largo de su azarosa vida, Heracles tuvo hijos con diversas mujeres, y a los primeros que nacieron los mató en un ataque de ira que anuló por completo su discernimiento, cuando su nombre era Alcides y no había escuchado la llamada a convertirse en el héroe de su propia vida y de las vidas del resto de la Humanidad por los milenios venideros.




A aquellos que tuvo una vez concluidos sus Trabajos, se les conoce como Heráclidas, y fueron innumerables... Por ejemplo, los 300 espartanos que lucharon en el paso de las Termópilas se consideraban a sí mismos hijos de Heracles, o sea, Heráclidas, y siglos después los portadores del Águila de cada Legión romana vistieron sobre su casco y hombros la piel de León de Nemea que el mismo Heracles tomó como trofeo tras matar a la feroz criatura.




¡Vamos a ir hasta el final! Porque más allá de las leyendas y tradiciones, el concepto de Heráclida tiene un significado mucho más profundo y duradero... Como cita Alice A. Bailey, autora de una de los trabajos más profundos y rigurosos sobre el mito de los 12 Trabajos:

"Heracles llevó a cabo sus Doce Trabajos no solo para sí mismo, sino también como ejemplo e inspiración para la Humanidad en su conjunto, porque todos estamos llamados a seguir sus pasos.”




Este es el sentido que los antiguos griegos dieron al concepto, porque todos estamos llamados a convertirnos en los héroes y heroínas de nuestra vida, y Heracles es uno de los héroes cuyas hazañas han sido más claramente interpretadas, especialmente en su clave psicológica, y por tanto sus enseñanzas son más accesibles, prácticas, y aplicables a nuestra vida, tal y como he mostrado en la serie de artículos de los 12 Trabajos de Heracles, cuyos links tienes a continuación:



Y ahora demos un paso más en nuestro compromiso; el verdadero héroe no vive solamente para sí mismo, sino también para los demás, para servir al mundo y a la Humanidad, sacrificándose en caso necesario, tal y como han hecho tantos héroes a lo largo de la historia.
Christopher Vogler, autor del guión en el cual se han basan las adaptaciones del Arquetipo del Héroe a la Literatura, el Cine y la TV, comparte con nosotros en su libro El Viaje del Escritor su propia definición de Héroe, basada también en la etimología del término. En sus propias palabras:

"El Héroe es alguien capaz de sacrificar sus propias necesidades en beneficio de los demás, como un pastor que se sacrifica para proteger y servir a su rebaño. En consecuencia, el significado de la palabra héroe está directamente emparentado con la idea del sacrificio personal”.




Prometeo nos lo demostró al sacrificarse por todos nosotros, entregándonos el Fuego de la Consciencia, para a continuación, y como consecuencia de su desobediencia a Zeus, ser encadenado a la roca del Tártaro y torturado por un águila hasta el fin de los tiempos... Porque Zeus jamás accedió a perdonarle ni permitió la liberación de su castigo.




Hubo de ser Heracles durante la realización de su Decimoprimer Trabajo, quien llegando al Tártaro, tomó su arco y flechas y acabo con la vida del águila que implacablemente había atormentado al Titán.




Muerta el águila, Heracles procedió a romper las cadenas que aprisionaban a Prometeo, para devolverle la libertad, que jamás habría de volver a perder.
¿Cuál es la clave psicológica de este acontecimiento mítico, y que inevitablemente nos compromete a todos nosotros? Es muy sencillo, y no admite otra interpretación: Heracles nos representa a todos y a cada uno de nosotros, tanto a quienes estamos en el camino del despertar, sea cual sea la forma y características del sendero elegido, como a quienes aun no han despertado, y que lo harán cuando escuchen su propia llamada.




Al contrario del planteamiento ofrecido desde las religiones hebrea, cristiana y musulmana -al menos en sus vertientes exotéricas- y desde el pensamiento de la New Age, nadie va a venir a salvarnos.
El ser humano está llamado a salvarse a sí mismo, con la ayuda exterior que sea necesaria, pero desde su propia voluntad y determinación.




Como Humanidad ya no somos niños dependientes de un dios padre o una diosa madre; en el peor de los casos somos adolescentes que están a punto de entrar en la edad adulta, y como tales, ha llegado al momento de comportarnos como tales, haciéndonos responsables de nuestro propio destino, aprendiendo de nuestros errores y corrigiéndolos.




La Divinidad, cualquiera que sea la forma en la concibamos, está esperando que demos ese paso, y esta es precisamente la actitud que distingue a la víctima del héroe: Hacerse responsable de su propia vida y reclamar su poder, dejando de culpar a otros, dioses o humanos, circunstancias o acontecimientos, de sus desgracias.
Como enseña el Curso de Milagros: “Recuerda quien eres y reclama tu herencia.”
Llegados a este punto, no queda lugar para figuras salvadoras que hagan el trabajo que realmente nos corresponde a nosotros, sean éstas dioses, maestros, gurús, políticos u cualesquiera otras persona o seres venidos de otro planeta.
Nuestra vida, y el conjunto resultante de la interrelación entre todas ellas, es decir, la sociedad que hemos construido y el mundo que la alberga, son nuestra exclusiva responsabilidad.
Joseph Campbell, gran experto y divulgador del Arquetipo del Camino del Héroe lo expresó claramente con estas palabras:

"Si hablamos de arreglar los problemas del mundo estamos descortezando el árbol equivocado. Nuestro trabajo es enderezar nuestras propias vidas.”




Así pues, sigue la llamada a convertirte en el héroe o la heroína de tu propia vida, rescata tu autenticidad, y con ella tu legítimo poder, y hazte responsable de encaminar tu propia vida hacia la excelencia y la plenitud, para que entre todos liberemos a Prometeo.


Manuel Marques Robles

Mentor y Coach en el Camino del Héroe

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón, intentar ser nosotros el héroe de nuestro trabajo, día a día y vernos especiales te ayuda a tener una mejor motivación para conseguir todo lo que nos propongamos, muy interesante el punto de vista Manuel

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  2. Así es, el heroísmo consiste en atreverse a ser mejor cada día, y a desafiar todos los límites que nos han impuesto, o que nosotros mismos nos hemos impuesto, porque no conocemos el alcance de todo nuestro potencial, y siempre hemos de aspirar a lo mejor.

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