El Camino del Héroe
en el Deporte
“Más alto, más
alto, más fuerte.” Este es el lema de los Juegos Olímpicos
contemporáneos, que se celebran una vez cada cuatro años; y
precisamente en estos días se está disputando el Mundial de Fútbol,
el Rey del Deporte, seguido y practicado por millones de personas en
todo el mundo.
Ahora es posible que te
preguntes, ¿y qué tienen que ver estos acontecimientos deportivos
multitudinarios, y el propio deporte, con el Camino del Héroe?
La respuesta es
sencilla, ¡y sorprendente!
Los Juegos Olímpicos
que se celebraron durante más de mil años en la antigua Grecia,
convirtiéndose desde entonces, en el año 776 antes de Cristo, en
el origen de todas las disciplinas deportivas, fueron fundados por
un Héroe.
Todo comenzó cuando
Heracles, el Héroe Mitológico por excelencia, pues es de entre
todos el más conocido y cercano, una vez finalizados con éxito sus
Doce Trabajos, decidió homenajear a su padre Zeus, construyendo con
sus propias manos un estadio sagrado en su honor.
Una vez terminado,
encendió una antorcha -símbolo del Fuego de la Consciencia- en
reconocimiento a la hazaña de Prometeo, un legendario titan griego
que sacrificó su estatus para compartir con la Humanidad el Fuego
Sagrado que nos permite elevarnos por encima de nuestros instintos y
de nuestra mente egoísta, sufriendo por ello un terrible castigo...
Con
la antorcha en la mano, Heracles corrió hasta el lugar en donde
consagró el Fuego Sagrado, y ese fue el origen del “Stadion,”
que durante los primeros siglos fue la única prueba disputada en las
Olimpiadas.
Con
el tiempo se fueron incorporando otras pruebas, como por ejemplo el
“Pugilato”
(Boxeo con guantes provistos de pequeños cristales que producían
terribles heridas) ,el “Pankration”
(Lucha Libre sin reglas -o casi- equivalente al vale
tudo
actual), el “Pentatlón”
(compuesto
de cinco pruebas: El Stadion, el Pancracio, el Salto de Longitud, y
los Lanzamientos de Disco y Jabalina),” o “Tethrippon”
(Carrera de Carros tirados cada uno por cuatro caballos), y muchas
otras...
Pero era el Stadion,
cuya longitud equivale aproximadamente a 200 metros, la prueba de
mayor prestigio, porque había sido instaurada por Heracles, el héroe
más importante para los griegos, y por este motivo ganarla se
consideraba el triunfo con mayor reconocimiento.
Los
Juegos Olímpicos eran en realidades celebraciones religiosas en
honor a los dioses en las cuales, a través del cultivo del cuerpo y
la mente, pues en las Olimpiadas también había lugar para la música
y la poesía, se buscaba también despertar al Dios Interior de cada
participante, para que de esta manera diese lo mejor de si mismo en
la competición.
¡Porque el Deporte es,
sin ninguna duda, una escuela para la Vida! Y esto es tan válido
hoy en día como lo era en la antigüedad.
Hubo,
además de los Juegos de Olimpia, otros muchos en toda Grecia, como
por ejemplo los Píticos,
los de Éfeso,
o las Heraias
de Argos. Sin embargo, con la caída del Imperio Romano en occidente,
y con ello del Mundo Clásico y sus Valores, el deporte como práctica
y disciplina fue relegado al olvido, y no fue hasta finales del siglo
XIX que resurgió de sus cenizas.
Anteriormente la
aristocracia practicaba algunas disciplinas que podían considerarse
deporte, pero no fue hasta la aparición en escena del barón Pierre
de Coubertin, que las Valores Atemporales del Deporte fueron
rescatados del olvido y dados a conocer para poner en práctica por
la gente en su vida cotidiana.
Bajo
el Lema “Citius,
Altius, Fortius,”
que como comenté al principio de este artículo significa “Más
Rápido, Más Alto, Mas Fuerte,”
comenzaron en 1896, en la ciudad de Atenas, los Juegos Olímpicos
contemporáneos, que hasta 1972 fueron disputados exclusivamente por atletas amateur.
Y
así llegamos al deporte como práctica popular, en esta época donde
tantas personas buscamos cuidar nuestro cuerpo, fortaleciéndolo para
armonizar actividad física y mental y de esta manera ganar en salud
y en calidad de vida.
Sin embargo, más allá
del mero disfrute y del relax que nos proporciona el poder
desconectar de nuestros problemas durante el tiempo que le dedicamos,
el deporte nos ofrece el cultivo de una serie de Valores que nos son
de gran ayuda en la vida, especialmente en situaciones difíciles,
cuando nos enfrentamos a grandes retos: Capacidad de Sacrificio,
Disciplina, Determinación, Resiliencia, Automotivación,
Flexibilidad y Capacidad para adaptarse a los cambios, Compañerismo,
Solidaridad, Autosuperación...
El Deporte nos
proporciona experiencias intensas y de gran profundidad, que nos
pueden cambiar la vida, como pueden testimoniar millones de personas
a lo largo y ancho de nuestro mundo.
Personas de ambos
sexos, de cualquier edad, condición social, credo, profesión, de
todas las nacionalidades.
Yo soy una de esas
personas a las cuales el Deporte me cambió la vida, enseñándome a
ser el Héroe de mi propia vida, a buscar a través de la práctica y
la disciplina mi mejor versión, porque ha sido a través del Deporte
que he aprendido los hábitos que me han permitido enfrentar y
superar los grandes retos de la vida.
El
cuerpo es simplemente el instrumento, pero el verdadero trabajo, la
auténtica alquimia, se realiza en el Alma. Este era el sentido de la
“Areté”
de los antiguos griegos, y del
“Do,”
la Vía o Camino que a través de la práctica del combate con o sin
espada, de la caligrafía o de la preparación del te, lleva a la
Excelencia.
Para plasmar esta
experiencia en palabras, voy a compartir con vosotros, en primer
lugar una oración que redacté como ofrenda a la diosa Niké, la
Diosa de la Victoria, y que deposité en la cumbre del puerto de
montaña.
Fue
en agosto de 2004 cuando subí en bicicleta los 22 km que separaban
el bello pueblecito provenzal de Bedoin
de la cima del Mont
Ventoux,
conocido como el Gigante de la Provenza.
A
Niké
La
de las Alas Doradas,
la
Diosa de la Victoria,
que
inspira y protege a los Héroes,
y
a quienes se determinan
a
vencerse a sí mismos,
como
una ofrenda de aquellos
que
suben hasta aquí
para
honrarte.
Mont
Ventoux, 29 de
agosto de 2004
Fueron casi dos horas
de esfuerzo, ¡y también de disfrute! que marcaron un antes y un
después en mi vida.
A continuación, en segundo lugar,
y para concluir este artículo, te comparto un vídeo realmente
emocionante, conmovedor e inspirador, que nos habla de un padre y un
hijo que decidieron superarse a sí mismos y a todas, repito ¡todas!
sus limitaciones compartiendo esfuerzo e ilusión en todas las
pruebas deportivas que corrieron juntos:
Ellos
forman el Hoyt Team. Dick y Rick Hoyt, padre e hijo, han participado
en casi 300 carreras, incluidas Triatlones Ironman y Maratones.
Cuando
Rick nació, su cordón umbilical se enrolló alrededor del cuello,
cortando el flujo de oxígeno hacia su cerebro, que quedó
irremediablemente dañado.
A
pesar de que este accidente condenó a su hijo a vivir como un
discapacitado totalmente dependiente de él, Dick se negó a rendirse
ante este terrible golpe del destino, y habló con su hijo, para que
juntos, como un equipo, lo desafiaran.
¡Y
lo consiguieron! Hoy en día Rick es una persona totalmente
independiente, que trabaja desarrollando software para facilitar la
vida de otras personas con su misma discapacidad, y Dick es un
orgulloso padre, que ha sabido darse a sí mismo y a su hijo, la
oportunidad de vivir una vida realmente plena, enfrentándose al
rechazo y el desprecio de la sociedad y de su propia familia y
amigos, quienes se negaban a creer que pudieran conseguir realizar
este Sueño.
Así
pues, aprovechando que esta semana celebramos el Solsticio de Verano,
el día por excelencia de los Héroes, te insto a ponerte unas
zapatillas y a salir ahí fuera a retarte a ti mism@, en busca de tu
mejor versión.
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