lunes, 21 de mayo de 2018

Todo Héroe tiene una Herida y un Don



Aquello que más nos debilita más puede fortalecernos


La Tierra es un campo de batalla, he aquí el Infierno del cual han hablado todas las religiones a las multitudes; pero el Hombre de Conocimiento, como todos los sabios que en el mundo son o han sido, sabe que el verdadero Infierno se halla se halla en la experiencia de la Tercera Dimensión, o sea, en la vida tal y como la conocemos los seres humanos.






En el Libro de la Salida del Alma a la Luz del Día, mal traducido como el Libro Egipcio de los Muertos, se narra como el difunto es conducido por el dios Anubis a la Sala de la Doble Verdad, y su Corazón es pesado en la balanza, frente a la Pluma de Maat -la Justicia- para determinar la pureza de sus actos, mientras Thot, el Escriba Sagrado, toma nota del veredicto de la balanza.
Cuando el Corazón pesa más que la Pluma de la Justicia, éste es ofrecido como alimento a Ammyt, el horrible y siempre hambriento monstruo, que se encuentra a la derecha de la balanza, y que simboliza la experiencia en la dimensión de la materia más densa, que es precisamente nuestra Tercera Dimensión. 






El simbolismo de esta historia nos remite al retorno a la materia de todo aquel que todavía no ha purificado completamente su Ser y Hacer.
Y en cada nueva caída en la materia, inevitablemente somos heridos una y otra vez... Pero hay una herida más profunda y dolorosa que las demás, una herida que nos marca de por vida, como un lacerante signo que nos distingue de los demás, y que con frecuencia nos debilita, derribándonos y haciendo duro y difícil nuestro camino.






Es la Herida, con mayúsculas, la cual, aunque consigamos curarla por completo, permanecerá en nosotros como una cicatriz indeleble y característica.
Este Herida nos pertenece en primer lugar, pero también pertenece y es característica de nuestra familia, nuestro pueblo o nación, y en último término, de la Humanidad.
Junto a ella, como parte inseparable e insustituible de nuestro equipaje para la vida, llevamos también un Don. Es un talento, una habilidad, una capacidad, que nos hace únicos en el mundo, y que forma la base y a la vez la punta de lanza de nuestro Poder.

Este Don, que está llamado a ser descubierto, y puesto en práctica para beneficio del mundo, es una expresión genuina del Amor que Somos, y al cual, como consecuencia de nuestro proceso de Domesticación, somos igualmente ajenos. 






Al contrario de nuestra Herida, de la cual solemos ser más conscientes, pero que intentamos ocultarnos a nosotros mismos y a los demás, el Don es una cualidad con frecuencia latente, desconocida para nosotros, que permanece dormida en lo más profundo de nuestro Ser Inconsciente, custodiado por nuestra propia Sombra, una entidad sobre la cual trabajaremos más adelante, pues tiene las claves de nuestro verdadero crecimiento como Seres Humanos, y aquí también es adecuado emplear las mayúsculas.
La Herida y el Don están íntima y directamente relacionados, y no podemos descubrir y manifestar nuestro Don si previamente no hemos reconocido y asumido nuestra propia Herida.
¡Sanar nuestra Herida es la vía que nos lleva a hacer real nuestro Don! Porque cada Herida tiene también su propia bendición, no es solamente una maldición que nos acompaña, y descubriendo este elixir de Sabiduría hacemos lo propio con el mayor tesoro que guardamos en nuestro interior.
Y de este modo ocurre el prodigio: ¡El Carbón se transforma en Diamante!






El dolor -y no el sufrimiento- es necesario para madurar y adquirir una Consciencia de Adulto, sana y madura, que sustituya a nuestra bienintencionada, pero extremadamente vulnerable y engañosa, consciencia infantil; tal y como enseñó el Buda: “El dolor es vehículo de Consciencia.”

El Don se hace más accesible y manifiesto precisa y principalmente en las Crisis... Y también en los momentos de Éxtasis, que son las situaciones en las cuales el Ego se rinde -al fin- ante lo que no puede controlar:







Manuel Marques Robles

Coach y Mentor del Camino del Héroe



lunes, 16 de abril de 2018

Catábasis y Anábasis



Muriendo a lo que hemos sido para renacer a lo que realmente somos


Desde tiempos inmemoriales el ser humano, tanto a nivel individual como colectivo (instituciones y organizaciones, pueblos y civilizaciones), ha vivido la experiencia de volverse hacia su mundo interior para descender a su propio infierno, es decir, a lo más profundo de su Inconsciente; descender al Inframundo, al Hades, al Infierno, a la Cueva Profunda, penetrar en el Laberinto, o caminar por la Noche Oscura del Alma, son algunas de las expresiones más conocidas para nombrar a esta vivencia tan humana.





Esta experiencia se presenta dentro de un marco de crisis, de ruptura y destrucción de lo viejo, de lo obsoleto, de lo inútil y/o limitante, para dar paso a un paréntesis de vacío, de falta de forma o estructura, de ausencia de un rumbo claro, y finalmente dar lugar a un nuevo paradigma o enfoque y modo de vivir nuestra vida.





Este fenómeno es sobradamente conocido por la Sabiduría Atemporal, pues es parte indispensable dentro de la experiencia humana como camino de autosuperación, tanto individual como colectivamente.
Recibe el nombre de Catábasis, dado por los antiguos griegos, y todos los héroes que en el mundo han sido, son y serán, están llamados a vivirlo como el Paso más importante y trascendental de su Camino.
Joseph Campbell, investigador, profesor y escritor estadounidense, fallecido en 1987, publicó dos libros y numerosos trabajos sobre el Arquetipo del Camino o Viaje del Héroe, retrató esta vivencia con las siguientes palabras:

Bajando al abismo es como recuperamos los tesoros de la vida. Cuando tropiezas, ahí está tu tesoro.
La misma cueva en la que temes entrar resulta ser la fuente de lo que estas buscando. La cosa maldita que tanto temías se ha vuelto el centro.”



Según mi experiencia, solamente en nuestra propia Cueva Profunda podremos hallar el tesoro de nuestra perdida autenticidad, custodiada por precisamente por la Sombra -a la cual hace referencia Campbell al referirse a “la cosa maldita”- para recuperarla y regresar con ella y dar un nuevo rumbo a nuestra vida.
Por ello me refiero a vivir la experiencia del Camino del Héroe con la siguiente metáfora: “Recorrer el Camino del Héroe hasta el final es como bajar a una oscura mina de carbón y salir a la superficie por el otro lado, con las manos llenas de diamantes.”






La Catábasis es equivalente por sus efectos a la Muerte Iniciática, tema que trataremos en el Capítulo 10 del Módulo 1 de este Curso de La Senda del Héroe. La palabra “Crisis” comparte raíz con el vocablo sánscrito “Cri”, el cual es compartido por las siguientes palabras de uso común: “Cribar” (separar lo válido de lo inútil), “Crisol” (recipiente para separar en el horno de fundición metal para trabajar de la escoria inservible), “escribir”, es decir, conservar para la posteridad aquello que es útil y necesario, y “Crisálida”, que es el capullo donde muere el gusano para dar nacimiento a la mariposa.
Nada es casualidad, todo está sincronizado, y la etimología nos lo está demostrando con este ejemplo; Siguiendo este mismo razonamiento, la experiencia de la crisis es una sana y periódica necesidad en un mundo regido por el cambio permanente, en un camino de autodescubrimiento, superación continua de límites y anhelo de reunirse de nuevo con la Divinidad.





¿Quieres saber más sobre esta experiencia tan desafiante? ¡Lee sobre ello en estos dos artículos!:


A la Catábasis sigue la experiencia profundamente vital y renovadora de la Catarsis, para dar lugar a la Anábasis o salida del Infierno en el cual hemos experimentado la muerte de nuestra forma de ser y hacer, de nuestro Ego o Personaje, para regresar al mundo profano de donde partimos, el cual será testigo del profundo cambio de nuestra personalidad, y -también -si está preparado y abierto al cambio- beneficiario de la obra que llevaremos a cabo desde la generosidad que caracteriza a todo verdadero héroe, como parte del último Paso de su Camino: Regresar al Mundo Ordinario y compartir el Don.

Haz click en este enlace y descubre como esta vivencia puede cambiar tu vida:





Divinidades como Innana en Sumeria, Marduk en Babilonia, Osiris en Egipto, Megistos Kouros en Creta, o Perséfone en Grecia, ejemplifican a la perfección el ciclo de Catábasis y Anábasis como representación de la muerte y renacimiento de la naturaleza dentro del calendario de unas civilizaciones que vivían en una conexión mucho más consciente y beneficiosa con el Universo.
Joseph Campbell lo expresó con toda claridad con estas palabras:

Si nos aferramos a la forma actual, no tendremos una próxima forma; la destrucción precede a la creación, todo proceso implica romper algo, la tierra debe romperse para producir vida.”


Heracles o Hércules, héroe mitológico por excelencia, el Caballero de la Triste Figura, más conocido como Don Quijote de la Mancha, o Alicia, quien viaja al País de las Maravillas son algunos de los protagonistas del ciclo de Catábasis y Anábasis, que todos estamos llamados a vivir en nuestra vida para renacer a la mejor versión de nosotros mismos.







Manuel Marques Robles


Coach para el Camino del Héroe


lunes, 5 de febrero de 2018

Todos los niños sueñan con ser héroes


El Camino del Héroe a los ojos de un niño


Recientemente hemos vivido las fiestas de Navidad y Año Nuevo, que concluyeron como cada año, con la Noche de Reyes, un acontecimiento mágico en el cual los niños son los grandes protagonistas.
Ellos, que aun no han sido contaminados por el sistema de creencias cínico y uniformador de los adultos, que levanta un muro de escepticismo -cuando no de descreimiento- ante la magia de la vida, creen que lo imposible es posible y viven la vida con una permanente e incansable curiosidad.
¿Y quién ejemplifica mejor cómo lo imposible se convierte una y otra vez en algo perfectamente posible? ¿Quién cree aun en la bondad de las causas justas y en que el bien siempre triunfará sobre el mal? ¿Quién sino un héroe?




En todo niño el Ser Esencial, es decir, el alma pura y resplandeciente, todavía no contaminada por las impurezas de la vida en este denso plano de experimentación, impera sobre el Ser Existencial, o sea, el Ego o Yo socialmente correcto, en gran medida adaptado a las exigencias de la moral social.
Sin embargo, todos tenemos en nuestro interior, como aspectos diferenciados de nuestro Ego, a un Niño, un Padre, y un Adulto. El Ego comprende nuestra forma de ser y de hacer, o sea, nuestra personalidad; en este sentido, todos y cada uno de nosotros somos actores representando a un personaje, el cual se sirve de estas tres máscaras diferentes y complementarias, que interactúan entre sí y con las demás personas en una serie de relaciones conocidas en psicología como transacciones.




Este es el planteamiento básico de una herramienta de psicología, aplicada tanto en psicoterapia como en Coaching personal y organizacional, llamada Análisis Transaccional, fundada en los años 40 del siglo pasado por el psicoanalista canadiense Eric Berne.
El Niño Interior es el aspecto original del Ego; nuestro personaje nace de él, y se expresa a través de la espontaneidad, la creatividad, y la curiosidad. Representa también la inocencia, la ingenuidad y la firme creencia en la bondad de la vida y de todos los seres que pueblan el Universo. 




Comenzando por las personas más cercanas a él, a las cuales, cuando la relación es sana y nutridora, coloca en lo más elevado de su propio universo infantil, como referentes a seguir -a modelar, como enseña la Programación Neurolingüística (PNL)- para construir su propia personalidad.






Y él mismo se siente comprometido a poner su grano de arena, contribuyendo a hacer del mundo un lugar más humano para vivir, dejando una huella que el paso del tiempo jamás pueda borrar.
Según la psicología y la antropología, el ser humano es una especie solidaria por naturaleza, aunque la Historia de la Humanidad parezca querer demonstrar lo contrario.




¿Sabías que hay un niño viviendo en ti, habitando tu mundo interior para recordarte que la vida es un juego e inspirarte en tus acciones para que atrevas a salir de la caja de tu propio paradigma y de nuevo creas en los imposibles? ¡Es tu Niñ@ Interior!
El Niño Interior, sano en casos excepcionales -el Niño Libre o el Pequeño Profesor que menciona Eric Berne- y herido en la gran mayoría de las personas, es el guardián del puente que une a la persona con su potencial innato y todas las posibilidades que éste representa. El psicólogo Carl Gustav Jung lo expuso con las siguientes palabras:

El Arquetipo del Niño es la personificación de fuerzas vitales muy por encima del alcance limitado de nuestra mente consciente (el Hemisferio Izquierdo o Mente Lógico-Racional).
Representa el impulso más poderoso en cada ser humano, aquel que lleva a realizarse a uno mismo.”





Cuando nuestro Niño Interior, ahora herido, ha quedado proscrito de nuestra vida consciente, nos convertimos en bestias que llevan sobre sí la más pesada de las cargas, la de los siempre cambiantes valores morales.
Esta circunstancia fue expuesta con maestría por el filósofo Friedrich Nietzsche, mediante la metáfora del Camello, el León, y el Niño, imagen de las 3 Transformaciones o etapas de nuestro crecimiento como Seres Humanos.
En sus propias palabras:

Buscaste la carga más pesada de todas (para satisfacer a la sociedad) y la encontraste en ti.”




Mientras que el Camello representa el sometimiento a las exigencias de la sociedad, el León es el símbolo de la rebelión ante la esclavitud moral; una rebelión que se afana en destruir lo viejo e injusto, pero que es incapaz de crear algo nuevo y mejor sobre las cenizas... Esta misión corresponde al Niño, pues él ha reconquistado la espontaneidad y la creatividad perdida por el Camello y desconocida para el León. En palabras de Nietzsche:

Como el Espíritu se convierte en Camello, el Camello en León, y el León en Niño, así el Ser Humano se libera de la esclavitud alienante de la sociedad.”



Aquí comienza el Camino o Viaje del Héroe, la búsqueda de nuestro Niño Interior, exiliado por exigencia de la sociedad, cuyo paradigma se basa en la hipocresía y en la negación de la autenticidad, para rescatarlo y traerle de regreso, dándole el lugar que le corresponde en nuestra vida como adultos sanos.
Un proceso de 12 pasos que ha de llevarnos a recuperar nuestra autenticidad, creatividad y alegría naturales, abriéndonos las puertas al verdadero éxito personal y profesional.




 “El Camino del Héroe es la aventura de la búsqueda y recuperación de nuestro verdadero y auténtico Yo.”

John Bradshaw, Psicólogo y Escritor


Así lo viví yo a lo largo del primer Camino del Héroe que recorrí conscientemente, tal y como te narro en forma metafórica en este trabajo:


He aquí otra poderosa y esclarecedora metáfora, escrita por Joseph Campbell, divulgador del Arquetipo del Camino del Héroe, sobre la desafiante tarea de liberarnos de la esclavitud psicoemocional en la cual vivimos, sumergidos en la hipnosis colectiva de la sociedad, y bajo la atenta vigilancia de las fuerzas que representan el Viejo Orden o status quo del paradigma social:

Sobre el Dragón hay múltiples escamas; en todas ellas está escrito: Debes. ¡Mata al Dragón! Cuando has matado al Dragón te conviertes en el Niño.”






¿Quieres saber más sobre esta desafiante experiencia? ¡Haz click en este enlace y lee sobre ella en estos apasionantes artículos!:


Manuel Marques Robles

Coach para el Camino del Héroe