Significado
y Vivencia del verdadero Ser Heroico
Ser Héroe es tener la
osadía, la determinación y el empeño, en este mundo poblado por
personas grises replicadas en serie, de Ser Uno Mismo; es decir,
convertirnos en quien realmente estamos llamados a ser; lo cual
significa precisamente ser la mejor versión de nosotros mismos,
porque no hay mejor manera de ser que Ser Auténticos. ¡Ese es el
Sueño de todo Héroe!
Pero alcanzar un Sueño
requiere siempre realizar un esfuerzo, pues vamos a recorrer un
camino lleno de pruebas y de obstáculos, que hemos de superar para
hacernos más fuertes, más hábiles e inteligentes, en definitiva,
para pulir nuestro talentos y capacidades.
O como a mí me gusta
expresar con esta metáfora: “Bajar a la oscura mina de carbón
para salir por el otro lado con las manos de diamantes.”
Ahora surge la gran
pregunta... ¿Qué es lo que motiva al Héroe a serlo? ¿Y cuál
sería tu motivo? ¿Y el mío?
La respuesta es
sencilla pero rotunda: ¡El Amor!
Un Amor con mayúsculas,
que brota de su interior, dotado de una intensidad y una fuerza
desconocidas en la vida cotidiana; un Amor capaz de mover las más
altas y escarpadas montañas, de cruzar océanos, de desafiar el
destino más adverso, de atravesar el mismísimo fuego del
infierno...
Un Amor, en definitiva,
capaz de lograr lo imposible, de transmutar a una persona desde su
misma esencia para dar nacimiento al Ser de Luz, al Guerrero
Interior, Poderoso e Invicto, que habita en todos nosotros, pues
somos Él.
El Heroísmo es en
consecuencia la expresión del Amor que Somos a través del Valor,
del Coraje, de la Invencible Determinación, y del Sacrificio,
palabra que significa “Sacro Oficio,” y que nada tiene que
ver con el sufrimiento gratuito y estéril.
¡Y el mayor Heroísmo
concebible en este mundo es precisamente Ser Uno Mismo! El verdadero
Héroe, aquel que lo es de principio a fin, se convierte en tal por
Amor a Sí Mismo y a la Humanidad, y para ello ha de ser Osado.
Tucídides, un viejo
guerrero y escritor de la antigua Grecia, dejo esta sabia y profunda
enseñanza para la posteridad:
"Poned la Felicidad en la Libertad, poned la Libertad en la Valentía.”
Y siguiendo este camino
regresamos al origen del significado y la vivencia de Ser Héroe,
prescindiendo de todas falsas interpretaciones y usos equivocados que
se han hecho y aún hoy día se siguen haciendo de este Arquetipo.
Ahora surge una nueva
pregunta: ¿Cómo podemos distinguir a un auténtico Héroe o
Heroína?
Hay tres Virtudes
fundamentales que definen al verdadero Héroe:
La Primera es
el Coraje. Un Héroe, o una Heroína, es una persona que, enfrentando sus miedos, se
rescata a sí mism@ del abismo sin fondo de su propia
desesperación, de la prisión de mediocridad a la cual le quiere
desterrar la sociedad.
La Segunda es la
Generosidad. El Héroe y la Heroína son siempre generosos por
naturaleza, consigo mismos y con el Mundo; nada guardan para su
parte más egoísta, sino que todo lo sacrifican por el Bien, y ese
es el sentido del Oficio Sagrado que antes mencioné.
La Tercera es la
Humildad. Desdeñan el aplauso del mundo y el reconocimiento
público; antes bien buscan la tranquilidad y la paz que siempre
se encuentra en la discreción, porque no obran por
afán de notoriedad, sino siguiendo el mandato de su propia
Conciencia.
Nunca el afán de
Gloria ni la Fama han despertado a nuestro Héroe Interior, pues él
no se alimenta de esa clase de energía, pues como enseñaba Joseph
Campbell:
"El objetivo último de la hazaña no debe ser ni la liberación ni la felicidad personales, sino la sabiduría y el poder para servir a los demás.”
Estas tres Virtudes se
resumen en una: Areté. Este es el nombre que los antiguos
griegos daban a lo que nosotros llamamos Excelencia, y como ellos
decían todo Héroe la busca hasta encontrarla, siempre en si mismo.
Ahora, para concluir
este artículo, deseo compartir contigo una última reflexión,
también de la mano de Joseph Campbell, un hombre que sin duda supo
honrar con su vida su amado mensaje heroico:
"No es la sociedad la que habrá de guiar y salvar al héroe creador, sino todo lo contrario. Y así cada uno de nosotros comparte la prueba suprema —lleva la cruz del redentor— no en los brillantes momentos de las grandes victorias de su tribu, sino en los silencios de su desesperación personal.”
¿Estás dispuest@ a
convertirte en el Héroe de tu propia vida? Yo estoy seguro que si,
porque de lo contrario no habrías llegado hasta aquí.
¡Nos vemos en el
Camino!
Si no has podido leer
la 1ª y 2ª partes del artículo, aquí tienes los links:
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