Qué
representan los Superhéroes para nosotros
¡Superhéroes!
Fantásticos, invencibles, indestructibles... Están aquí para
salvar al mundo de la maldad, sirviendo y protegiendo a la Humanidad,
amenazada por los más diabólicos, inteligentes y peligrosos
criminales que jamás haya conocido la Historia.
Este
es el mensaje que llega hasta nosotros desde cine, la televisión o
los cómics; viendo una película sobre ellos, disfrutando con sus
hazañas desde la pequeña pantalla, o deleitándonos con ojos de
niño con sus atléticas y poderosas poses, mientras persiguen y
destruyen al Mal página tras página en en cualquiera de los
múltiples cuadernos de historias gráficas que se publican sobre
ellos, ¿verdad?
Efectivamente,
los Superhéroes son, por méritos propios, una parte inseparable de
nuestra cultura contemporánea; su presencia es muy fuerte en los
mass-media, es decir, los medios de comunicación de masas, y
este lugar de honor lo vienen ocupando desde que fueron presentados
al mundo, hace más 70 años...
En
aquellos época nuestro abuelos eran unos niños, y el mundo tal y
como lo conocemos hoy en día estaba comenzando a gestarse.
¿Cuál
fue su origen, y porqué han llegado a ser tan importantes para
nosotros? Bien, lo cierto es que ellos nacieron en una época que
tenía mucho en común con la nuestra. Era aquella una época marcada
también por una profunda crisis...
¿Recuerdas
el Gran Crack de la Bolsa de Wall Street en octubre de 1929?
Ese fue el inicio de La Gran Depresión; fueron
tiempos muy difíciles, tanto como los actuales. Apenas hacía 11
años que había acabado la 1ª Guerra Mundial, conocida entonces
como La Gran Guerra,
que devastó buena parte de Europa y había ocasionado la ruina de
países enteros, la caída de regímenes políticos asentados desde
hacia siglos, y provocado, directa e indirectamente varias
revoluciones, además de millones de muertos, mutilados y
desaparecidos a lo largo de los cuatro años que duró.
El mundo aún no se había
recuperado de semejante catástrofe, cuando el crack bursátil de la
bolsa de valores más importantes del mundo quebró, provocando una
nueva catástrofe, esta vez económica y social que destruyó los
sueños y esperanzas, y aún las certezas de millones de personas.
Aquel fue un oscuro periodo que la
Humanidad sufrió bajo el imperio de la incertidumbre, de la
desesperanza, del caos social y político y del miedo a una nueva
guerra mundial.
Fue entonces cuando nacieron los
primeros Superhéroes, para abrir con sus hazañas dibujadas sobre el
papel de un cómic una puerta a la esperanza, y en el peor de los
casos, brindar el consuelo de poder vivir por unos momentos en un
mundo paralelo donde el Bien siempre acababa triunfando sobre el Mal.
El Héroe -en este caso el
Superhéroe- demostraba con su existencia y sus acciones que el Mal
no era invencible y que inevitablemente un mundo mejor y más humano
sería posible, siempre y cuando la gente siguieran luchando por ello
sin perder jamás la esperanza.
Las personas, que se sentían
impotentes entonces ante esas dramáticas circunstancias, al igual
que mucha gente en estos momentos, veían en el Poder del Superhéroe
al invencible Guerrero Interior que siempre habían ansiado despertar
en sí mismos.
Y de hecho los primeros Superhéroes
no eran tales, es decir, no gozaban de superpoderes ni de
invulnerabilidad frente a las armas de los criminales, sino que eran
seres humanos de carne y hueso, pero de un temple especial y dotados
de extraordinarias virtudes.
Así, por ejemplo, el detective Dick
Tracy -el incorruptible policía de Chicago- el intrépido Buck
Rogers -un astronauta pionero- o el misterioso Fantasma
-el justiciero de la selva de Borneo, representaban a personas como
nosotros, o al menos a modelos de conducta que cualquiera que se lo
propusiera podía alcanzar, y me refiero precisamente a su heróica
forma de ser y de comportarse y no sus roles como policías,
astronautas o enmascarados; en este sentido se parecían mucho a los
antiguos Héroes mitológicos, como Heracles, Ajax o Arjuna, ejemplos
de conducta de la Antigüedad Clásica al alcance de todos aquellos
que quisieran emular sus hazañas.
Y entonces, en 1983, un año antes
de que estallase la 2ª Guerra Mundial, nació el primer auténtico
Superhéroe: ¡Superman, el Hombre de Acero!
A los ojos del público Superman
representa inequívocamente a los Estados Unidos como nación, con
sus ideales, su ética, su moral y su rol como gran potencia.
Superman -su nombre ya lo expresa
con toda claridad- es el Arquetipo contemporáneo del Héroe
Solar, es decir, de aquel que representa, en la Clave
Psicológica, a la Consciencia del Individuo abriéndose paso por
encima la Consciencia Grupal del rebaño colectivo, de quien busca
por encima de todo Ser Él Mismo antes que seguir sometido a la
identidad uniforme, aplastante y anticuada de la servil colectividad.
El Héroe Solar es, en la Clave
Mitológica, el personaje legendario -pero siempre basado en una
realidad histórica acontecida- que funda y da origen a una nueva
civilización o sociedad, o asimismo aquel que la protege con éxito
de sus enemigos externos y/o internos, salvándola de la destrucción
y el olvido.
Superman es con toda certeza el
Heracles del mundo contemporáneo. Valiente, Fuerte, inteligente,
noble, generoso, y por supuesto tan conocido y admirado en nuestra
época como lo fue Heracles en la suya, hace 2.500 años.
A él le siguieron otros Superhéroes
clásicos como Batman -el Hombre Murciélago- el Capitán
Marvel -en honor a la firma del mismo nombre que editaba sus
cómics- el Capitán América -incansable luchador contra los
ejércitos del Eje y más tarde contra el de la Unión Soviética-
Spiderman -el Hombre Araña- Hulk -el gigante de 3
metros de altura, piel verde e increíble fuerza física- y muchos
otros...
Y así hasta llegar al día de hoy,
gracias sobretodo a los grandes editoriales que han patrocinado el
género del Superhéroe desde el cómic: DC Cómics y Marvel Cómics,
ambas por supuesto estadounidenses.
¡Bien! Hasta aquí por ahora; la
semana que viene veremos cuáles son las principales señas de
identidad de los Superhéroes, sus diferentes orígenes, algunos
detalles muy interesantes, y por supuesto presentaremos a sus Alter
Ego, o sea, a los grandes Supervillanos, pues no hay Héroe que
se pueda preciar de ello sin un Adversario que esté a su altura y le
ponga a prueba. ¿No crees?
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