Claves Prácticas para poner fin
a la culpa en tu vida
Damos
la bienvenida a Míriam Martín Canales,
Psicóloga y Terapeuta, quien nos escribe desde España, inaugurando
las colaboraciones de diferentes
profesionales del Desarrollo Personal
para Sé tu mejor versión, y nos comparte un interesante artículo
sobre la culpa; qué es, tipos, consecuencias, y cómo gestionarla:
La
culpa es uno de los sentimientos más complejos y difíciles de
gestionar del ser humano. Sin embargo solemos ignorarlo bastante más
de lo que merece. Hablamos del miedo, de la tristeza. Pero ¿La culpa?
¿Dónde queda la culpa?
La culpa es una respuesta emocional
provocada por alguna vivencia pasada en la que concluimos que
debíamos habernos comportado de una manera diferente a la que lo
hicimos, ya que interpretamos que nuestro comportamiento (o nuestro
no comportamiento) fue responsable que una serie de daños que se
podían haber evitado.
Al igual que todas las emociones la
culpa está cumpliendo una función adaptativa que hace que esta se
haya mantenido a lo largo de la evolución del ser humano.
Esta función consiste en castigar
actuaciones, pensamientos, etc… que se alejan de nuestros valores y
empujarnos a reflexionar sobre aquellos actos que independientemente
de las razones que sean, han causado algún tipo de daño a nuestro
alrededor.
El problema es cuando lejos de
cumplir su función adaptativa, el sentimiento de culpa se queda
estancado, anclado a un momento vital o a una situación determinada,
paralizándonos, anclándonos en el pasado, condicionando nuestro
presente y atormentando nuestro futuro.
La culpa puede manifestarse tanto de
manera consciente como inconsciente:
- La culpa consciente: Sabemos que nos sentimos mal por una determinada acción (o por una determinada no acción), sin embargo no somos capaces de dejar de darle vueltas al tema.
- La culpa inconsciente: No tenemos conciencia de que estamos sintiéndonos culpables, sin embargo este sentimiento nos estanca y no nos permite avanzar hacia nuestras metas
La culpa consciente es la más fácil
de trabajar, ya que al tenerla identificada es más sencillo sacarla
fuera, trabajarla, deshacernos de ella.
Sin
embargo, ¿Cómo vamos a trabajar un sentimiento de culpa cuando ni siquiera somos conscientes de su existencia?
¿De qué maneras puede
manifestarse la culpa?
La culpa inconsciente puede
manifestarse de diversas maneras:
- Baja autoestima: Cuando nos sentimos culpables en cierta manera nos auto-castigamos y nos tratamos como si no fuéramos dignos de amor o de respeto. A su vez permitimos que los demás nos traten como tal, afirmando de esta manera nuestra baja autoestima. Si los demás me están tratando así será porque es lo que me merezco ¿No?
- Auto-sabotaje: Cuando estamos a punto de lograr algo que queremos y por lo que estamos luchando y de repente nos auto-saboteamos a nosotros mismos (No nos presentamos a la oposición, volvemos a una relación que sabemos que no nos conviene, etc…). Pensamos que no nos lo merecemos que no nos merecemos algo mejor, que no nos merecemos el éxito e inconscientemente vamos saboteando nuestros logros.
- Síntomas psicosomáticos: Nuestro cuerpo es muy sabio, y en ocasiones se encarga de manifestar lo que nosotros reprimimos. Así que si tienes síntomas que tu médico no sabe explicar probablemente sea conveniente indagar sobre si hay alguna emoción reprimida que pueda estarlos causando.
- Auto-destrucción: Drogas, relaciones tóxicas, cualquier tipo de adicción, conductas peligrosas como conducir bebido o a mucha velocidad, etc… también pueden estar siendo un mecanismo de escape de ti mismo y de tu propia emoción de culpa.
¿Cómo gestionar el sentimiento
de culpa?
El primer paso para gestionar la
culpa es detectarla, probablemente seas capaz de hacerlo tú mismo
utilizando la introspección pero también es probable que necesites
ayuda profesional para ello. No temas en pedirla si lo consideras
apropiado, porque deshacerte de la culpa será quitarte una gran losa
que quizás lleves arrastrando demasiados años.
Una vez que hayas detectado qué es
lo que te está haciendo sentirte culpable puede serte muy útil
alguna de estas estrategias:
- Reelabora la situación: Imagina que eres un observador externo y estás viendo desde fuera la situación/actuación, etc… que te genera ese sentimiento de culpa. Sin embargo, el protagonista de esta película no estás siendo tú si no otra persona de tu mismo sexo y edad similar a la tuya. ¿Qué piensas de esta persona? ¿Qué sentimientos te genera?
- Aprende a relativizar: Cuando nos sentimos culpables pensamos que hemos hecho algo horrible y que merecemos ser castigados por ello. Pero ¿Realmente nos merecemos eso? ¿Realmente lo que hemos hecho es tan horrible? ¿O quizás estamos exagerando? ¿Cuáles eran nuestras intenciones? ¿Por qué tomamos esa decisión? ¿Realmente queríamos hacer daño? ¿Hubiéramos hecho lo mismo si contáramos con toda la información?
- Convierte la culpa en responsabilidad: Somos humanos, es decir, seres imperfectos que cometemos errores. Cometer errores y hacernos responsable de ellos es una excelente manera de aprender y evolucionar en nuestro desarrollo personal, sin embargo culparnos y martirizarnos por esos errores es una excelente manera de estancarnos.
- Habla de ella: Cuando nos sentimos culpables por algo no nos gusta hablar de ello. Bien sea porque nos avergonzamos o porque al recordarlo nos sentimos mal. Sin embargo hablar sobre aquello de lo que nos sentimos culpables reduce considerablemente el peso de la culpa. No me refiero a se lo cuentes a todo el mundo ni a que hables de ello a todas horas, si no a que no te lo guardes para ti mismo y seas capaz de hablar sobre ello al menos con una persona de confianza.
- Observa si la culpa está cumpliendo alguna función que está impidiendo que desaparezca: La culpa puede estar cumpliendo alguna función como puede ser mantenerte dentro de tu zona de confort y evitar que afrontes determinadas situaciones o emprendas determinados cambios. En el caso de que así sea es importante detectar que es lo que la culpa te está permitiendo evitar y enfrentarte a ello.
En definitiva, la culpa es una de
las emociones más difíciles de detectar y gestionar, sin embargo es
necesario aprender a manejarla si no queremos que sea ella la que nos
maneje a nosotros.
Si
deseas ampliar y profundizar en este tema tan crucial para nuestra
felicidad, aquí puedes leer más:
Míriam
Martín Canales
Psicóloga
& Terapeuta, http://psicorumbo.com/