Esta
es la gran enseñanza que nos da Heracles (Hércules para los
romanos), el Héroe Mitológico por excelencia, pues es de entre
todos ellos el más conocido y familiar para nosotros.
Vemos
con frecuencia como en su proceso de crecimiento interior, muchas
personas, víctimas de su propia inseguridad y de la carencia de fe
en sí mismas, limitan su propia evolución sometiéndose a la
voluntad del ego de un gurú, apoyándose en ese personaje como lo
haría un anciano en su bastón... ¡Eso es rendirnos ante las
pruebas del camino y renunciar a buscar el poder en nosotros mismos!
De
esta manera renunciamos a ser nuestra mejor versión, para
convertirnos en una copia de otro, triste intento de conquistar la
auténtica libertad de ser nosotros mismos; y en este punto damos
paso al Mito de Heracles/Hércules y su atemporal enseñanza...
Al
principio de su epopeya, antes de comenzar su gran aventura
realizando el primero de sus Trabajos, se encuentra con Euristeo,
quien por designio de Zeus, será su Mentor, y por tanto el encargado
de cerciorarse de que el Héroe supera todos los desafíos que le van
a plantear.
Heracles
va respondiendo a cada una de sus preguntas, y entonces, abriendo su
corazón, le dice:
“Una cosa, oh Maestro, he de decirte, y así no engañarte. El hecho es que hace no mucho yo maté a todos aquellos que me enseñaron en el pasado.
Maté a mis maestros, y en mi búsqueda de la libertad, ahora estoy libre. Busco conocerme a mí mismo, dentro de mí mismo, y a través de mí mismo.”
Hijo mío -le respondió Euristeo- eso fue un acto de sabiduría, y ahora puedes permanecer libre.”
¡Así es, y así debe ser! El Héroe quiere decir que en el pasado se apoyó en las enseñanzas y en el carisma de otros, a quienes llama sus Maestros, pero con el tiempo toma conciencia de que él mismo es su único y verdadero Maestro, solo en su interior puede hallar el Amor, el Coraje y la Inspiración para conquistar el Olimpo, convirtiéndose en un igual entre los Dioses. Es decir, despertando al Dios Interior que late en el interior de todos nosotros.
Por eso dice que
“... yo maté a todos aquellos que me enseñaron algo...” Se
refiere a que ya no se apoya en ellos, sino en sí mismo; ha
abandonado su dependencia hacia aquellas personas que le orientaron y
le apoyaron es sus primeros pasos, y ahora él es su propio apoyo y
su propio guía en el camino.
El objetivo final de todo proceso de
crecimiento personal es alcanzar la paz dentro de uno mismo, y esto
solo es posible cuando se es verdaderamente libre. ¿No crees?
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