Liberándonos
del Ego fiero y dominante
Este
el Trabajo nº 1, según el orden más utilizado en la descripción
de sus trabajos. El mito nos relata como en la región de Nemea un
gran león, fiero y poderoso, aterroriza a la gente, y devora sin
dudarlo a quien caiga en sus garras.
En
consecuencia el territorio por él dominado ha quedado desolado, pues
muchos lo han abandonado, y quienes aún permanecen las ciudades y
poblados, pasan casi todo su tiempo, día y noche, vigilantes tras
los parapetos construidos y las puertas cerradas. Nadie atiende ya a
sus trabajos, los animales vagan ociosos y sin amo, y las cosechas ya
no se recogen, y toda actividad se ha paralizado...
Heracles,
aleccionado por su mentor Euristeo, y debidamente advertido por éste
del riesgo y peligro inherente a este primer Trabajo, se pone en
camino, armado únicamente con un arco y flecha y una enorme maza de
madera tallada por él mismo.
En
lo más profundo del bosque se encuentran el héroe y la fiera, y
ambos se desafían sin mostrar ningún temor. Sin embargo, las
flechas lanzadas por Heracles tocan la piel del poderoso león sin
hacerle ningún daño...
Sin
renunciar por ello ha cumplir el trabajo encomendado, el héroe se
lanza con un poderoso grito, digno del hijo de Zeus, hacia donde está
el peligroso y hasta entonces invencible León de Nemea.
Ante
el valor y la audacia del héroe, la fiera pone tierra de por medio,
ocultándose en su guarida, perseguido de cerca por Heracles, quien
blandiendo su gran maza le ha obligado a huir hasta lo más profundo
de la cueva.
Sin
embargo, la cueva tiene dos entradas y dos salidas, y el león
utiliza la otra para salir de nuevo al bosque y atacar a Heracles por
detrás.
Dándose
cuenta de la estrategia de la fiera de Nemea, Heracles se defiende
del ataque del león y una vez más le obliga a retirarse al interior
de su guarida; y esta vez, demostrando que los héroes lo son no solo
por su valor y fortaleza, sino también por su inteligencia, hace un
acopio de troncos, ramas y piedras, y tapa una de las salidas, y acto
seguido entra por la que queda libre, decidido a matar de una vez al
fiero y astuto León de Nemea.
En
el corazón de la cueva, en su más oscuro y recóndito rincón, se
libra la feroz batalla -a vida o muerte- entre el incansable héroe y
el furioso león; aquí el relato continua con dos versiones: Una
señala que Heracles tomo con sus manos la quijada -la mandíbula-
del león, y con su fuerza la desgarró.
La
otra versión nos dice que fue también con sus poderosas manos con
las cuales estranguló a la fiera. En ambos casos Heracles sale
victorioso, y la comarca de Nemea puede al fin volver a la vida y
florecer de nuevo.
Acto
seguido, despoja al derrotado león de su piel, y se la coloca sobre
su cabeza y torso, como símbolo de su merecida victoria, y también
como protección, pues no había flecha, lanza o espada en el mundo
capaz de atravesar esa piel.
Siglos
después los aquilifer o portadores del águila de cada Legión
romana, llevarían este mismo tocado en honor a Hércules -el nombre
romano de Heracles, y las cualidades que él representaba.
En
su interpretación psicológica, el León de Nemea representa
a nuestro Ego, es decir, al personaje que hemos
aprendido a representar; el Ego nace como parte de nosotros,
para proteger a nuestro ser esencial y para servirnos como vehículo
de comunicación con el universo.
Sin
embargo, y como consecuencia del condicionamiento familiar y social,
pronto deviene de leal servidor a feroz y astuto carcelero del
Espíritu que se intenta expresar a través de él.
Fíjate
que astucia y ferocidad son las cualidades que el mito señala en el
León de Nemea; y la comarca representa precisamente al universo de
nuestra vida consciente, de nuestro día a día, o lo que es lo
mismo, a la zona de seguridad y aparente control donde nos movemos
habitualmente, y donde el Ego quiere mantenernos presos y asustados,
enfocados únicamente a sobrevivir.
Cuando
Heracles, simbolizando a la voluntad, amor e inteligencia de nuestro
Ser Espiritual, mata a la fiera, significa que el Ego es puesto de
nuevo bajo la guía del espíritu -es una muerte simbólica, la de
los impulsos destructivos del propio Ego- y es entonces cuando el
territorio de Nemea, o sea, nuestra vida cotidiana, puede de nuevo
seguir su curso, tranquilo y provechoso y volver a dar frutos.
Este
mito, como todos los que componen el gran tesoro de la Mitología
Universal, nos muestra claramente el profundo y detallado
conocimiento que los sabios de la Antigüedad, quienes crearon el
mito como vehículo de estas enseñanzas, tenían de la psique del
ser humano.
Si
deseas profundizar en esta temática tan apasionante, te invito a
leer estos artículos:
Manuel
Marques Robles
Mentor
y Coach para el Camino del Héroe
Excelente artículo. Gracias por hacerlo.
ResponderEliminarMUY BUEN ARTÍCULO.
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