Haciéndonos
responsables de nuestras acciones
Seguimos
con el Cuarto Trabajo llevado a cabo con éxito -aunque no sin un
grave contratiempo al comienzo- por Heracles, el más cercano a
nosotros de entre todos los héroes mitológicos.
Este
trabajo conllevará para Heracles un doble y doloroso desafío:
Templar su parte más humana, instintiva y salvaje, y aprender a
hacerse responsable de las acciones surgidas de ella.
No
lo hará sin cometer un grave error y comprobar como en él mismo
obraba la misma naturaleza salvaje y destructora de la fiera de
Erimanto a la cual se le había encargado capturar.
Una
bestia feroz y sin freno arrasa la región de Erimanto; se trata de
un jabalí de enormes proporciones y de igual fiereza, una auténtica
y desatada furia de la naturaleza.
Euristeo
le encarga pues apresar a la problemática criatura y poner fin a sus
destructoras correrías por Erimanto. Sin embargo, antes de
disponerse a la caza del Jabalí le recomienda que se alimente bien,
pues el camino es largo y la tarea difícil y muy fatigante.
Haciendo
caso de los acertados consejos de su mentor, Heracles se dirige a la
cueva del Centauro Folo, amigo suyo, quien le acoge en su hogar,
invitándole a beber un buen vino y a cenar hasta quedar satisfecho.
No
transcurre mucho antes que les acompañe el viejo Centauro Quirón,
maestro de hombres y criaturas, y siempre gustoso de una buena
conversación.
Pero
al poco tiempo, y atraídos por el olor de la buena comida y el vino,
llegan más centauros, y esta vez no se trata de dos amigos de
carácter templado por la sabiduría de los años, sino de un grupo
de jóvenes y temperamentales centauros, amigos de las juergas y las
buenas peleas... P
ero
en esta ocasión se han buscado un peligroso adversario, Heracles,
hijo de Zeus y de una mortal, cuya fuerza dio muerte al poderoso León
y a la terrible Hidra, quien embriagado por el vino, y desatada la
furia de su parte más humana e instintiva, acomete furioso a los
centauros y pronto da muerte a diez de ellos, además de a su amigo
Folo, hiriendo también de muerte al viejo Quirón.
Al
día siguiente, cuando se despierta de su furiosa borrachera y ve las
consecuencias de sus acciones, sintió como el peso de su culpa
cayera sobre él como la más grande de todas las montañas... Un
peso capaz de aplastar su alma de semidiós.
Profundamente
dolido por su fatal acción, emprende el camino montaña arriba para
capturar al Jabalí de Erimanto, un espejo donde ahora se puede ver a
sí mismo.
Al
llegar cerca de la cumbre de la montaña, en medio de la nieve, ve al
feroz Jabalí, y habiendo aprendido la lección de la paciencia
durante la persecución y caza de la Cierva Cerinia, coloca una
ingeniosa trampa para hacer caer en ella al terror de Erimanto.
Y
efectivamente, en poco tiempo el Jabalí comete un error y cae en la
astuta trampa del héroe; Heracles llega hasta él y después de
luchar contra la furiosa y apresada criatura, le agarra hábilmente
por las patas traseras, y levantándolas para usarlas como la caña
de un timón, dirige al otrora indomable Jabalí de Erimanto, para
conducirlo hasta el sagrado templo de Micenas, donde ya entregó para
su custodia a la Cierva Cerinia.
La
clave psicológica del mito, y su inevitable y consecuente enseñanza,
son muy claras en este trabajo: Heracles es a la vez hombre y dios,
bestia y divino, instinto y voluntad pura, y ha de armonizar ambas
naturalezas en sí mismo, haciéndose responsable de todas las
acciones surgidas tanto de una como de otra, si realmente desea
trascender su parte humana y mortal y convertirse en dios por
méritos propios.
Al
comenzar este Trabajo falla y comete un error de fatales
consecuencias; su naturaleza mortal y salvaje le ha ganado la
primera batalla. Pero como un auténtico héroe aprende
rápidamente de su error y sigue su camino dispuesto a cumplir
con su misión: Apresar a la criatura que representa con fidelidad a
su propia y bestial parte humana.
Folo
y Quirón representan esta misma doble naturaleza animal-divina
correctamente equilibrada y armonizada, al contrario que sus jóvenes
compañeros de especie, tan inmaduros y susceptibles como Heracles en
esta fase de su proceso de aprendizaje y trascendencia.
El
Jabalí que asola Erimanto representa nuestra parte más salvaje e
instintiva, pero más desde la fuerza bruta típica de lo
masculino, que desde la mucho más sutil y escurridiza energía
femenina, tal y como lo representa la Cierva Cerinia.
Finalmente
su captura resulta mucho más sencilla que con la engañosa Cierva
Cerinia, y agarrándole por sus patas traseras, o sea, dirigiendo
sus instintos desde la inteligencia y la voluntad, Heracles nos
enseña una valiosa lección práctica sobre cómo proceder con
nuestros desatados instintos, sometiéndolos, es decir,
domesticándolos, sin dañarlos ni restarles su necesaria y adecuada
utilidad.
El
Quinto y próximo Trabajo es uno de los más interesantes y
asombrosos: Limpiar los establos del Rey Áugias, y en breve podrás
descubrir por qué.
Puedes
leer sobre los anteriores trabajos haciendo click en estos enlaces:
Y
aquí puedes leer sobre Heracles y el origen de los 12 Trabajos:
Heracles-Hércules
es uno de los representantes más populares y conocidos de los Héroes
Solares. Aquí puedes saber más sobre ellos:
¡Disfruta
de las hazañas de este gran Héroe Solar y haz tuyas las enseñanzas
que nos transmite en el mito!
Manuel
Marques Robles
Mentor
y Coach para el Camino del Héroe
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