Sublimando
nuestros instintos y deseos
El
Séptimo Trabajo de Heracles consiste en capturar y entregar sano y
salvo al Toro Salvaje del rey Minos, dueño y señor de la isla de
Creta.
Este
toro era la posesión más bella y apreciada por Minos, hasta tal
punto que desobedeció y engañó al poderoso Poseidón, dios del
mar, cuando éste le ordeno sacrificar al precioso Toro; Minos
prefirió preservar la vida de este excepcional animal, sacrificando
en su lugar a un toro parecido.
Poseidón,
poseído por la cólera al darse cuenta del engaño, maldijo al Toro
convirtiéndole en una criatura tan furiosa e iracunda como lo era él
mismo; y así fue como el rey Minos hubo de poner a buen recaudo al
Toro -ahora tan salvaje y peligroso como la ira de Poseidón- para
estar a salvo de sus ataques.
El
Toro Salvaje, con contento con atemorizar con su poderosa ira al
mismo rey de Creta y a todos sus súbditos, concibió con la reina
Parsifae, esposa de Minos, al terrible Minotauro, a quien el burlado
soberano hubo de encerrar en el intrincado laberinto que ordenó
construir para que sirviera como su hogar y prisión hasta el fin de
sus días, a manos del héroe Teseo.
Euristeo,
mentor de Heracles, le encarga ir hasta la isla de Creta, capturar al
Toro Salvaje sin causarle ningún daño, y entregarlo a los Tres
Cíclopes
El
héroe llega sin contratiempo a la isla, entonces centro neurálgico
de la cultura y la civilización mediterránea, y prosiguió su
búsqueda en tierra firme; tras acechar cuidadosamente al Toro
Salvaje, siguió su pista hasta un rincón donde pudo acorralarlo y
capturarlo.
Para
lograrlo se guió por la luz que emanaba de la frente del Toro, y a
continuación, ya dominado el furioso animal, montó en él y lo
condujo como lo haría un hábil jinete, primero hasta la playa y
después, a través de las aguas del Mediterráneo, hasta la isla de
las Cíclopes -que algunos investigadores sitúan en Sicilia- donde
los tres gigantes de un solo ojo, cuyos nombres eran Brontes,
Estéropes, y Arges, se hicieron cargo de él, preservando su vida.
Eran
los Cíclopes criaturas gigantescas, de fuerza descomunal y
temperamento brusco y colérico, y al mismo tiempo dotados de grandes
habilidades para construir útiles con sus manos, y también de una
singular, aunque primitiva, inteligencia.
La
clave psicológica de este Séptimo Trabajo es muy especial: El Toro
Salvaje simboliza nuestros naturaleza animal en el aspecto más
voluptuoso, representado por nuestra libido.
La
libido comprende tanto nuestra energía sexual como nuestra
creatividad, y se mueve en base al deseo; ambos impulsos
persiguen crear, nueva vida así como plasmar en la realidad
objetiva nuestras ideas y anhelos, tantos los más bellos y positivos
como los más oscuros y destructivos.
El
Toro Salvaje de Creta representa todo este enorme potencial para
la creación-destrucción, que son las dos polaridades de la
misma energía. Heracles es la voluntad y la inteligencia del Ser
Superior, es decir, del verdadero Ser que Somos en esencia.
Es
también el símbolo de las cualidades positivas de la materia:
Resistencia, vigor, persistencia y constancia; fuerzas que
están a nuestro servicio y que podemos aprovechar en nuestro camino
de evolución.
El
Toro Salvaje es acorralado después de haber sido acechado por la
Voluntad-Inteligencia; significa que es dominado pero no
destruido, al contrario de lo que sucedió con el León de Nemea
y la Hidra de Lerna. La luz en su frente simboliza el foco de la
mente sobre su objetivo, la cual es precisamente la que guía a
Heracles para encontrarlo y capturarlo.
Así
es como hemos de proceder con nuestra propia naturaleza voluptuosa,
domesticarla -hacerla de nuestro dominio- para sublimarla a
objetivos dignos de nuestra identidad como seres humanos,
superando nuestros instintos y deseos más primitivos.
El
mito nos muestra como Heracles conduce al Toro Salvaje por las aguas
-símbolo atemporal de lo emocional- hasta entregarlo a los Tres
Cíclopes, quienes lo cuidarán a partir de ese momento, lo cual
significa que ha experimentado sus propias emociones hasta
superarlas, siguiendo la enseñanza que 3.000 años más tarde
enunció el gran psicólogo suizo Carl Gustav Jung:
“Quien
no ha pasado por el infierno de vivir sus propias pasiones, no las
superará nunca.”
Muy
bien, aquí termina el Séptimo Trabajo, uno de los más fáciles y
sencillos pero también de los más bonitos.
Puedes
ver el índice completo de los 12 Trabajos de Heracles, así como el
origen del héroe y del mito construido sobre sus hazañas en este
artículo:
Manuel
Marques Robles
Mentor
y Coach para el Camino del Héroe
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